Llantos desconsolados recorren los teclados del mundo. Un gigante está gravemente herido y su llanto se hace eco por los cables de fibra óptica del mundo entero. El bastión de las descargas directas se tambalea en Alemania. La ley esta vez, favoreció a las productoras discográficas.
Estoy hablando de Rapidshare, el sitio al que subes cualquier archivo y mediante un simple enlace, puede ser descargado por cualquiera, en cualquier momento y en cualquier lugar.
La justicia alemana ha decidido que el servicio tiene parte de la responsabilidad por el contenido que almacena y que es por ello que debe enfrentarse a una difícil encrucijada: Realizar una limpieza a fondo de los archivos almacenados eliminando todos aquellos que violan los derechos de autor, o bajar las persianas de forma definitiva.
A la vez, Rapidshare debería instalar filtros preventivos que impidan el hospedaje de nuevos títulos que no respeten las restricciones legales a la distribución de material protegido, una tarea que muchos creen imposible.
De todas formas, no tienen por qué apurarse a descargar cuanta cosa encuentran, pues el proceso de apelación puede tomar su tiempo y la última palabra recién se emitirá dentro de uno o dos años. Sin embargo, todo apunta a que Rapidshare termine siendo obligado a despedirse del negocio del hospedaje de archivos, dejando un vacío muy difícil de llenar en la Web que todos conocemos.
Esta ha sido una importante victoria para las compañías discográficas y una patada baja para todos aquellos cybernautas que creemos en la libre distribución de contenidos para el uso personal, en la libre circulación de la cultura y en un mercado musical que no atente contra la libre competencia y monopolice la producción artística.
Viene a mi mente aquella escena de Casablanca cuando Humphrey Bogart decía y yo lo adapto a nuestro caso: Rapidshare se derrumba y nosotros descargamos… Siempre nos quedará el P2P.
[ Vía | Torrent Freak ]
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